lunes, 24 de noviembre de 2008

ALICE FERREYRA



EL LOFT


En el nuevo milenio, hacia el año 2015, Mavi y Axes llegan a la ciudad, tentados por la promesa de un trabajo redituable y una vida mejor.
Una empresa de gran envergadura, con oficinas en un gigantesco edificio de ochenta pisos, los contrata para atender la cafetería destinada al personal jerárquico. Está situada cerca de los principales centros de movilidad, estaciones de trenes aéreos que cruzan de un extremo a otro la ciudad y modernos buses, Se ubican en una pensión cercana, de gente como ellos, que viene a trabajar a la gran metrópolis.
Todo marcha bien en la empresa, salvo la cláusula del contrato que les impide tener hijos mientras trabajen allí. Viven en una habitación minúscula de un segundo piso, sin ventanas, bajo una escalera que sube a la terraza, y esto los pone de mal humor, se sienten prisioneros. Luego de un tiempo deciden buscar una vivienda mejor. Leen aviso tras aviso, pero todo lo que se ofrece es caro e igualmente pequeño. La ciudad está superpoblada.
Cada fin de semana, luego de una búsqueda infructuosa, se sienten más desilusionados. Ese sábado, como tantos, hojean el diario en busca de un aviso más alentador. De pronto lo ven. En un lugar destacado de los clasificados, al pie de página, de margen a margen, una Corporación ofrece soluciones con textos muy claros: CORPORACIÓN INTERNACIONAL DE VIVIENDAS INTEGRADAS GALAXI S.A. OFRECE: rápida solución al problema de vivienda, a bajo costo y entrega inmediata. Amplios. Cómodos. Le harán olvidar todo lo visto y no se irán sin convertirse en propietarios. Comuníquese al fono: 00100-4797-0005000. Lo visitará un vendedor para llevarlo a ver estas maravillas.
Lo leen y, sin pérdida de tiempo, lo solicitan Son atendidos con amabilidad. Les prometen pasar a buscarlos en veinte minutos.
Creen estar soñando. El vendedor llega puntual. Se presenta como el señor Schumann. Suben a un moderno coche, que toma en dirección oeste, hacia la gran autopista, a toda velocidad. En el camino preguntan sobre las características de las viviendas ofrecidas. Les contesta con evasivas. No insisten, temen ser inoportunos. El viaje resulta largo, pero lo atribuyen a la ansiedad que sienten. Sólo piensan en dejar esa habitación sin ventanas.
El conductor aminora la marcha y baja de la autopista. Se desvía por una calle lateral. No hay espacios verdes, sólo casas apiñadas, pequeñas, que parecen estar unas sobre otras. Cruzan miradas interrogantes y se sorprenden cuando detiene el vehículo y los invita a bajar. ¡En ese lugar no hay nada parecido a lo que sueñan!
El vendedor se para frente a una caseta que sobresale en la esquina, de color rojo, similar a la de los centinelas. Pulsa un control. Esta se abre y los invita a pasar.
Se miran dudando, pero ya están jugados y entran. El habitáculo se cierra en forma hermética, el espacio es restringido. Del techo baja un tubo de acrílico con teclas numeradas de distintos colores: I-II-III-IV. Es un comando electrónico. El señor, sonriente, les dice que cierren los ojos hasta que él les avise y acto seguido pulsa la tecla I. Un zumbido y un fuerte temblor los sacude. No saben si suben o bajan. Tienen la sensación de estar flotando. En instantes, ante el mandato, abren los ojos y se encuentran en un loft enorme, luminoso, con plantas, sillones y todo el confort imaginable. No salen de su asombro, están maravillados. El vendedor les explica que cada tecla es la llave para abrir uno distinto, ellos están en el I.
Para volver deben pulsar la tecla IV del tablero, de ese modo llegarán a la caseta de la entrada.
La Compañía emplea ese método para crear espacios en otras dimensiones y suplir la falta de ellos en la superficie.
Están admirados. Lo recorren, se sienten en un mundo irreal y, como el precio está dentro de sus posibilidades, deciden comprarlo. Cierran el trato. Schumann recibe un cheque que constituyen todos los ahorros de la pareja y preguntan si pueden quedarse. Volverán al día siguiente a desocupar la habitación rentada y llevarán al loft sus pertenencias.
Schumann, más que satisfecho les da su aprobación. Miran alucinados. Prueban los sillones, la cama mullida, la cocina que se maneja desde un teclado, ¿Aprenderán a usarla? Ven que una de las paredes, la del fondo, está hecha de un material vidriado, sin transparencia, preguntan por qué, y sin darle mayor importancia, el vendedor les explica que es un capricho del constructor. Deben evitar tocarla o acercarse demasiado ya que la energía viene de allí. Y sin más explicaciones se despide.
Contentos con la adquisición quieren verlo todo. Hay un aparato muy sofisticado en forma de pirámide con una consola multicolor. Se atreven a apretar unos botones. Se prende y descubren que es un aparato de música. Felices se abrazan, bailan, hacen proyectos, y se imaginan las caras de los amigos cuando le cuenten de esta maravilla, Quizás ellos también se atrevan a comprar.
Cambian algunas cosas de lugar. Los sillones están muy separados, los prefieren juntos. La planta que está entre ellos es de un color muy raro. Intentan llevarla hacia donde la luz es más intensa. Requiere un gran esfuerzo, es muy pesada. Sin querer rozan la pared vidriada. Notan como una descarga en el cuerpo, piensan que es la energía. De pronto, se miran paralizados. La pared parece cobrar vida. Ven detrás luces vertiginosas que suben y bajan, de colores intensos. Sonidos trémulos que se van intensificando, gemidos espeluznantes. Hay un gran vacío detrás y las luces van tomando formas cambiantes de figuras espectrales, que se mueven, se acercan y muestran rostros descarnados, de cuencas vacías. El eco repite y multiplica sus gemidos horribles.
Abrazados, Mavi y Axes tiemblan. Quieren escapar. No recuerdan entre tanto horror cómo hacerlo. Con un coraje inusual, Axes se acerca a la pared buscando algún elemento para parar el caos. Mavi, temblorosa, llorando, no se desprende de él. Al acercarse ven que lo que parecía ser un vidrio, al contacto de las manos, se convierte en una masa gelatinosa que cae y va cubriendo el piso, los muebles, las plantas. Pierden estabilidad. Resbalan en esa sustancia y del hueco brota un fuerte viento, un tornado, que los envuelve, los chupa, y los impulsa al vacío infinito, con los demás seres errantes.



ALICE FERREYRA (López, Provincia de Santa Fe, Argentina, 1928). Reside en Pilar, Provincia de Buenos Aires. Narradora, ensayista, poeta. Lleva publicados cuentos y poemas en nueve antologías (Metamorfosis, Año 2001-2002; Antología, Editorial Nubla, 1999; Antología, 2001, Los cuatro vientos; Homenaje a Pablo Neruda, Los cuatro vientos, 2002; Tres de Febrero, 2004, La rosa blindada; Marcas de la marea l y ll, 2002 y 2003; Palabras a contraluz, 2004.
Ha publicado en Revista de la Musa, Año 2004, 2005 y 2006; en Avatares, revista literaria. Ha colaborado con ensayos en los años 2005, 2006, 2007 y 2008. Es socia de SESAM.

Premios y menciones:
• Biblioteca Babel, La Falda, Córdoba;
• Cinta de plata, Santo Tomé, Santa Fe;
• Concurso literario, Tortuguitas;
• Torneos bonaerenses, años 2005, 2006, 2007 y 2008, Distrito Pilar;
• Tercera mención en los Juegos Florales “Jorge Bossio” de la SESAM.
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alife80@gmail.com
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